En cierta ocasión, Obbatalá y los otros orishas hacían esfuerzos para sacar a Oggún del monte. Hasta allí había ido el guerrero y no salía con nadie. Agotados ya, se presentó Oshún en ese momento y con sus encantos, sacó al bravío guerrero del monte. Para ello, utilizó una jícara con miel de abeja, le cantó y puso miel en sus labios. Así la fue siguiendo hasta la ciudad. Allí lo encadenaron y lo llevaron a la presencia de Obbatalá. Oshún había triunfado cuando los demás orishas habían fracasado.