Cuando todos los orishas llegaron a la tierra, organizaron reuniones donde las mujeres no eran admitidas. Oshún se sintió aborrecida por ser puesta de lado y no poder participar de todas las deliberaciones. Por tal molestia, decidió hacer que las mujeres se tornaran estériles e impidió que las actividades desenvueltas por los demás dioses llegaran a resultados favorables.

Desesperados, los demás osihas se dirigieron a Olodumare y explicaron que las cosas estaban mal en la tierra, a pesar de las decisiones que tomaban en sus asambleas. Olodumare preguntó si Oshún participaba de las reuniones y los orishas respondieron que no. Olodumare entonces les explicó que, sin la presencia de Oshún y de su poder sobre la fecundidad, ninguno de sus emprendimientos podría dar acierto.

De vuelta a la tierra, los orishas invitaron a Oshún para participar de sus trabajos, lo que ella terminó por aceptar después de mucho ruego. Enseguida, las mujeres se tornaron fecundas y todos los proyectos obtuvieron buenos resultados.