Oshún en sus esfuerzos de ayudar al mundo perdió su fortuna. Luego de esto comenzó a lavar ropas en el río y las personas le pagaban con monedas. Un día, una moneda cayó al agua y la corriente llevó la moneda al mar. Ella rogó a Yemayá y a Olokun que le regresaran su última moneda, porque era todo lo que tenía para pagarles la comida a sus hijos. Los orishas escucharon sus plegarias y recogieron los grandes océanos para que Oshún viera las riquezas del fondo de los siete mares. Sin embargo, Oshún solo cogió aquella moneda que había perdido y regresó.
Los orishas no entendían por qué ella había tomado solo aquella moneda y le dijeron: «Por tu dignidad y honestidad te damos parte de nuestras riquezas y el río como tu casa, pero nunca más des todo lo que tienes».